Añadido: 5 años hace
			  
			  			  
				Con toda la inocencia del planeta fui a casa de mi vecina cincuentona a solicitarle un tanto de sal,  amablemente me invitó a pasar a su casa y aprovechamos para charlar mientras que nos tomábamos una copa de vino. La cosa poquito a poco se fue calentando de tal modo que al final sin saber como terminamos comiéndonos los coños sobre la encimera de su cocina.